miércoles, 23 de julio de 2008

Bueno, la vaina con Uribe es así: el individuo como persona y como estadista. Independiente de lo que sea el hombre, es un buen camellador. Incansable. Su estilo no me gusta y desde la primera elección soy y he sido antiuribista de tiempo completo. Me parece que siempre anda con la doble. Que no hay como probarle nada, hummm. Quizás lo que pasa es que no se atreven, los medios son unos medios arrodillados, bueno ahí hay que ver que la inversión extranjera se ha apoderado de ellos a cambio de que Uribe les ha dado una gabela muy grande en el pago de impuestos, ellos apoyan y permanecen arrodillados.

Y es que un presidente con el 80% de popularidad es imposible no estar con él. Lo que pasa es que es imposible no tener una popularidad tan alta repartiendo cheques de $ 2.000.000 todos los sábados en los concejos comunales.

En el año de 1938. Adolfo Hitler tenía una popularidad del 70%, y decía que la política no es nada, el pueblo lo es todo. En 1944 su popularidad había llegado al 84% entonces sostenía “El pueblo soy YO “

Los medios están mas interesados en aruñarle un poco de popularidad al Gobierno que en controlar sus actuaciones y sufrir el rigor del desprestigio que padece la minoria.La incapacidad para sensibilizar al ciudadano común sobre la gravedad de todo este episodio de la “parapolitica”, es la consecuencia de tres hechos:

1) Reverencia ante el poder y miedo a convertirse en los críticos de un fenómeno popular.

2) Interés comercial, los niveles de rentabilidad prevalecen sobre el interés de informar y la ambición periodística.

3) El facilismo de los periodistas que no diversifican sus fuentes, que no contrastan versiones y que se quedan con el boletín de prensa “oficial”.

Aquella visión romántica del periodismo, la de Papá, que interpreta necesidades sociales, que critica las políticas estatales, que pone a pensar a la gente y reta su inteligencia con opiniones polémicas, ahuyenta a los espectadores y baja el rating. El interés de los medios de comunicación actuales es el de ser entables y navegar en las aguas calmas de una credibilidad de encuesta telefónica que les ratifica que están haciendo bien lo que a la gente le gusta: hablar sencillo y corto; mostrar lo morboso, lo escandaloso; hurgar en la intimidad de las personas, todo eso banal de la farsandula.

Desde que se redactó el proyecto de la Ley de Justicia y Paz, el gobierno ha tratado de favorecer a los paramilitares con los beneficios del delito politico. La vaina no les ha funcionado. Acusan a la izquierda de estar de acuerdo con las FARC, porque no salen a descalificarlos o porque dejan que apoyen sus ideas. Acaso el Presidente ha salido a descalificar a los paramilitares que desde su página web apoyan abiertamente sus políticas. No no lo han hecho, porque no tienen porque hacerlo. Uno no está obligado a responder por la manera como otros usan o abusan de sus ideas. Sin embargo el gobierno le pide a la oposición que haga algo que ellos –el Gobierno- no hacen, sino que le piden que hagan algo que no ellos ni la oposición, están obligados a hacer.

El presidente no ha podido explicarle al Nuevo Herald, ni al país, que diablos hacia un helicóptero de propiedad de su padre en el laboratorio cocalero de Tranquilandia. Si el helicóptero ya no era de Uribe Sierra en ese momento, ¿Por qué no hay registros del traspaso? Se afirma que fue dado en pago de una deuda por 25 millones. ¿Una deuda a quien? ¿Así de barato cuesta un helicóptero? A parte de eso, el helicóptero fue vendido a un narcotraficante del cartel de Medellín.

El asesor presidencial José Obdulio Gaviria, primo hermano del narcotraficante Pablo Escobar, compartió cuentas bancarias con los sicarios que asesinaron a Guillermo Cano.. Jose Obdulio a desafiando los estrados judiciales. Alega que el no es culpable de lo que hayan hecho sus hermanos. Y que para esa época era tradicional que en Medellín los ricos tuvieran helicópteros, hicieron negocios con la mafia, sin que nadie supiera que eran narcotraficantes.

La verdad oficial incluye mentiras monumentales, como la que por enésima vez afirmó ante la ONU el presidente Uribe, al decir que en su gobierno se había acabado el paramilitarismo, cuando todos los dias saltan a la vista evidencias de que estos grupos se están rearmando y reacondicionando. O como la de que el proceso con los “ paras “ está contribuyendo a la verdad, a la justicia y a la reparación, cundo es evidente que las victimas han sido las convidadas de piedra. Y el repite una y otra vez de que los que no están conmigo, los que se atrevan a disentir del régimen son enemigos de la paz, del progreso y de que Angelina Jolie tenga miedo de venir a Colombia.

Lo grave no es que el Gobierno esté dispuesto a todo por defender su verdad oficial. Lo complicado en que la tengamos que defender los críticos, por temor a perder nuestra cuchara o ser estigmatizados. Cuando no amenazados. Y es que a quienes no nos acojamos a esos designios, a esa verdad oficial, se nos considere un palo en la rueda de este paraíso. Una sociedad sin critica, sin intelectuales que sean capaces de pensar libremente, no tiene futuro.